Un coach para la felicidad

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Los entrenadores de vidas están de moda entre la clase alta y los ejecutivos. Todas las personas intentan buscar el éxito y la felicidad. 

La palabra “coach”, traducida al castellano como entrenador, se viene escuchando desde hace algún tiempo en ciertos ámbitos y en los medios de comunicación. Todas las personas intentan  buscar el éxito y la felicidad, pero hay quienes necesitan de un entrenador personal para alcanzar esas metas.

Trabajo especializado. No es un amigo, un familiar o un novio; es un profesional muy bien pagado, que ayuda a los demás a superar las barreras que se van presentando en la vida. Sus clientes suelen ser ejecutivos adinerados que parecen llevar una vida perfecta y plena por fuera; pero no por dentro, ya sea porque están frustrados y aburridos de su trabajo, por la soledad que se respira en su hogar o por el estrés que acumulan en su mente.

De acuerdo a Nicolás Merino, investigador del portal Finanzas.com, los entrenadores personales no dan discursos paternalistas ni son un tótem que imparte órdenes inapelables; más bien tratan de que sea la propia persona la que encuentre el camino. Ellos enseñan a mirar el interior de uno mismo, a buscar la sabiduria que casi todo individuo posee.

Ayudan y entrenan a las personas, pero nunca son ellos los encargados de solucionar el problema. Es una cuestión de logras más, de ir por el máximo de las posibilidades de cada uno, de no detenerse hasta conseguir “el cielo”.

El modus operandi. El Coach realiza una entrevista en la que se estructura un plan dependiendo de las necesidades y metas que quiera alcanzar el cliente. Esta entrevista puede ser tanto por vía telefónica, por e-mail o de forma personal. Una vez que el coach conoce la situación. Las sesiones suelen durar entre media y una hora, y realizarse una o dos veces a la semana durante un trimestre.

Utilizando diversas herramientas, el coach busca las soluciones, centrandose siempre en los objetivos a alcanzar por su cliente. Tiene el fin de obtener información relevante para que el cliente esclarezca sus próximos pasos y llevarlos a la acción. Si el coach fuese más constante, el cliente podría confundir sus servicio con el sentimiento. Además, la gente no quiere esperar por las cosas: cada vez urge más lograr el éxito.

Análisis efectivo. Todos queremos expresarle nuestros sentimientos y contarle nuestras vivencias a alguien. Queremos que nos escuchen y para eso tenemos a los amigos; pero ellos se encargan de sus propias vidas y, aunque intenten ayudarnos, son subjetivos. Solo un coach nos puede ayudar a analizar nuestros problemas y a conseguir el éxito.

 

Fuente: Revista Business

 

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