Tres formas de involucrar a los empleados en su empresa

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Nadie lava un auto de alquiler. La gente solo se esfuerza si tiene una sensación de propiedad. Sucede lo mismo en el lugar de trabajo. Los empleados que se adueñan de su trabajo (quienes sienten que lo que hacen importa) tienen más probabilidad que los demás de sentirse involucrados con el trabajo.

Puede tener excelentes talentos y diseñar reuniones y demás interacciones para que la gente de hecho haga las cosas. Pero si los empleados de su compañía no tienen un sentido de propiedad, no hay nada que marque mucha diferencia.

Si puede elevar el nivel promedio de participación en su organización, probablemente verá incrementos en la productividad de toda su fuerza laboral. Casi todas las organizaciones pueden fomentar mayor participación. A continuación algunos consejos para lograrlo:

1.- Hable de un impacto profundo

Los accionistas pudieran estar interesados en el desempeño financiero, pero con mayor frecuencia los empleados se sienten motivados por el impacto que tiene su organización en el resto del mundo. Eso es particularmente cierto para los empleados más jóvenes, para los millennials que constituyen más y más de la fuerza laboral actual en todas las grandes empresas.

2.- Recompense el liderazgo

El compromiso de los empleados se relaciona directamente con la habilidad de un líder para inspirar a la gente; tiene poco que ver con la efectividad de un líder en tareas gerenciales. Por tanto, fomente la inspiración. Recompense a los ejecutivos por hacer que los empleados alcen la mirada al horizonte tanto como los premia por trabajar duro.

3.- Defienda a sus empleados

Los empleados que dicen sentirse “satisfechos” pudieran o no sentirse involucrados. Los empleados satisfechos vienen a trabajar todos los días, pero no siempre están dispuestos a laborar al máximo.

Una medida de participación mucho mejor es qué tan probable es que los empleados recomienden su lugar de trabajo a un amigo o familiar.

Los ejecutivos a menudo ven la participación como algo “suave”, pero es mensurable y potente. Y con frecuencia es el eslabón perdido en los intentos de las compañías por elevar la productividad de su capital humano. (*)

 

(*) © 2012 Harvard Business School Publishing Corp. Distributed by The New York Times Syndicate.

 

 
Fuente: Diario Gestión
 
 

 

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