Solo el 70% de las empresas familiares sobreviven a la transición de primera a segunda generación

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En el marco del Día Internacional de la Familia que se celebra hoy, es una buena ocasión para reconocer aquellas familias que son a la vez familias y empresas, mezclando en su día a día la gestión del negocio con la gestión de las relaciones personales y familiares.

Trabajar en una Empresa Familiar suele ser una mayor garantía de trabajo y de futuro cuando existe visión compartida de negocio entre los miembros de las familias, debido a que estas empresas se centran más en los resultados a largo plazo.

Sin embargo, mezclar familia y empresa puede tener sus dificultades relacionadas con el papel fundamental que tienen las emociones en las Empresas Familiares. Los desacuerdos familiares, la falta de visión compartida, no haber planeado a tiempo y correctamente el cambio generacional, las diferencias de intereses, competencias o una mala comunicación son algunos de los principales problemas dentro de una Empresa Familiar.

Ricard Agustín, fundador de Family Business Solutions apunta a que estas son las razones por las que solo un 70% de las empresas familiares sobreviven a la transición de primera a segunda generación (30 de cada 100 empresas) y solo un 50% (15 de cada 30 empresas) consigue pasar de la segunda a la tercera generación de la familia.

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