Siete maneras de tener contentos a los empleados (y trabajando duro)

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Compartir toda la información y hacerles participes de la empresa son algunas de las claves

No importa lo que una empresa construya, fabrique o venda, ni lo mal o lo bien que lo haga, si el personal no está satisfecho. Para ello Leonard J. Glick, profesor de gestión y desarrollo organizacional en la Northeastern University de Boston, ha concedido a Forbes una serie de consejos para los empresarios y directivos que buscan mantener a su personal contento pero también productivo.

1. Hazlos sentir propietarios de la empresa.
Hay que conseguir que los empleados se sientan dueños del lugar, en lugar de pensar que sólo es su puesto de trabajo. El hecho de que el personal se sienta responsable de participar en el producto final que el cliente compra hace que se sienta no sólo más satisfecho, sino también más comprometido. Una de las maneras de hacerlo es garantizar que todos saben que se hace en cada etapa de la producción, lo que permite participar con propuestas de mejora en cualquier fase.

2. Dales confianza para salir de su zona de confort.
Pocos empleados quieren hacer una tarea específica y repetitiva hasta su jubilación. Concede nuevas responsabilidades que permitan crecer y tener más confianza a los trabajadores, al mismo tiempo que le den más valor a la organización. Aunque a algunos gerentes les puede asustar esto, “el mayor riesgo es tener gente quemada o aburrida en la empresa”, afirma el profesor Glick.

3. Mantén informado al equipo.
Como es lógico, los directivos tienen una perspectiva más amplia y más clara de la empresa que los propios trabajadores. Vale la pena aprovecharlo para compartir un extracto con los empleados, sobretodo antes de que sepan las cosas por terceras personas que no son su propio jefe. Saber cómo van los números o cuáles serán los próximos desafíos invita a participar en ellos. 

4. Son adultos, trátalos como tal.
Si tienes que dar una mala noticia, dala sin tapujos. Los trabajadores no son niños pequeños a los que hay que camuflarles las malas noticias, y si se dan cuenta que se les trata así, el efecto es mucho peor que el de la mala noticia en sí. “Por norma general, los empleados son capaces de digerir la información, y de hacerlo mucho mejor si se les demuestra que se les tiene en cuenta”, asegura el profesor. 

5. Eres el jefe, no olvides la jerarquía.
No la olvides si tienes que ponerla en práctica. Habrá momentos que tengas que tomar decisiones y por eso ocupas esa posición, así que asume esa responsabilidad. “Uno de los principales problemas de la relaciones abiertas entre jefe y empleado es caer en el error que es una relación de igualdad”, según Glick. 

6. El dinero importa (pero no tanto como parece).
Los empleados suelen tener muy en cuenta la remuneración al aceptar una oferta de trabajo, pero una vez alcanzado el acuerdo, la fuente de motivación cambia rápidamente. Según el profesor, “la motivación viene de la oportunidad de aprender, de contribuir”. Así que hay que procurar fijarse más en esto que en exprimir los paquetes de compensación.

7. Las comodidades en la oficina importan (pero no tanto como parece).
Algunas compañías como Google se han hecho famosas por la cantidad de beneficios que tienen los trabajadores en las oficinas, desde bares hasta mesas de pingpong. Sin embargo, esto no tiene ningún valor si no se concede acorde con una política de motivación y de compromiso que se centre en los empleados. “Puede que sea más fácil que la gente venga a trabajar, pero no trabajaran más ni mejor por tener esas facilidades”, concluye Glick.

 

 

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