¿Qué es más valorado, la inteligencia emocional o intelectual?

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La inteligencia intelectual, entendida como la capacidad de pensar, asimilar, entender y procesar la información, es uno de los requisitos básicos para aspirar a cualquier cargo, en especial en tareas de complejas asociaciones teóricas, sin embargo, no es el único factor que lleva al éxito.

Las tensiones de la vida moderna, la constante competencia, el perfeccionamiento laboral, las exigencias económicas, entre otras, son situaciones que tienden a alterar el estado emocional de los individuos. Este desequilibrio, no tan sólo afecta a la vida personal, sino que también en el trabajo y al desarrollo profesional.

De ahí que cada día las empresas le den mayor importancia a las habilidades relacionadas con la capacidad de manejar las emociones, la conducta y las relaciones interpersonales efectivas que beneficien el clima laboral, ya que cuando los ambientes son favorables, los resultados y la productividad mejoran.

Estudios realizados por la Universidad de Illinois en Estados Unidos, donde han seguido la trayectoria de estudiantes con mejores calificaciones, al cabo de 10 años, éstos no tenían mayor éxito laboral ni social que sus compañeros con menores calificaciones. Incluso, en un 90% de sus logros laborales y personales, estaban por debajo de la media.

“Para tener éxito en la vida moderna, tanto o más importante que las habilidades relacionadas con el intelecto, son las capacidades para expresar y manejar sentimientos”, señala Ernesto Velarde, country manager de Trabajando.com Perú.

Muchas personas con un alto coeficiente intelectual, carecen de habilidades sociales. Podríamos deducir que esto sucede principalmente, porque al estar tan enfocados en potenciar este tipo de inteligencia, no se enfrentan en su vida con una serie de situaciones y vivencias con las que sí suelen toparse los demás (al trato con los amigos, relaciones amorosas, situaciones de conflicto y en general todo tipo de relaciones interpersonales).

Como resultado, tenemos a personas de gran inteligencia, pero cuyo desarrollo social ha progresado más despacio que el del resto, y que por ende, tienen serios problemas al intentar hacer frente a algunas situaciones de este tipo, sobre las que el resto si saben lidiar de mejor manera.

Hoy en día, todo reclutador cuando selecciona a una persona, le da suma importancia al carácter personal del individuo, pues las compañías han aprendido cuánto favorece para el buen funcionamiento de un equipo de trabajo una persona emocionalmente sana.

Pero, esto no significa que los empleadores no le den importancia a lo intelectual. Es necesario aclarar que ninguna está valorada por sobre la otra, pero sí su relevancia dependerá del rubro o área donde quiera desempeñarse, por ejemplo la emocional es fundamental en trabajos donde se tenga contacto directo con el cliente.

Velarde agrega que, “las habilidades emocionales son útiles a lo largo de toda la vida, su aplicación y beneficios los podemos observar en cada momento que sea necesario tomar decisiones y enfrentar desafíos, tales como en las relaciones de pareja, en el trabajo y en la crianza de los hijos”.

 

 

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