¿Podemos encontrar el trabajo ideal creando una marca personal?

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Por Rosana Vargas Masías – Magíster en Administración de Negocios. Especialización en Recursos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

El trabajo ideal es el sueño de muchos profesionales. ¿El solo hecho de crear una marca personal nos ayuda a cumplir ese sueño? ¿Qué debemos tomar en cuenta para construirla?

Hace 20 años, Thomas J. Peters, famoso investigador y escritor norteamericano en temas de management y negocios, acuñó el término personal branding, exponiendo las ideas centrales de un concepto que, con el correr de los años, se ha convertido en uno de los soportes fundamentales de las carreras de ejecutivos y profesionales en todo el mundo. El moderado interés despertado inicialmente por el planteamiento de Peters cambió con el inicio del nuevo siglo. Probablemente dos hechos tienen relación directa con ello: por un lado, el impacto de niveles de turbulencia nunca vistos en el mercado del trabajo y por otro la penetración de la tecnología, especialmente internet y las redes sociales.

Hace unos pocos años apenas si se conseguía información en Google sobre marca personal, mientras que actualmente se encuentran más de 10 000 000 de resultados. Hoy la web es una vitrina abierta 24 horas al día, que no se detiene en la exposición de contenidos diversos que influyen en la percepción que tenemos sobre las personas y las empresas.

Hablar de Marca personal implica referirnos al sello distintivo, a la huella que se genera como resultado de la combinación única de rasgos que idealmente nos posicionan como la mejor opción para ocupar un puesto determinado. En este contexto, la marca personal impacta en la sostenibilidad de la empleabilidad. Todos tenemos una, desarrollada espontáneamente o a través de un proceso intencional y planificado. 

La autenticidad de la marca personal es la que nos asegura la consistencia y coherencia entre nuestras competencias y las expectativas del empleador.

¿Crear una marca personal para abrir puertas?

Pero es aquí donde surge la gran pregunta: ¿hasta qué punto se debe “crear” una marca personal?, ¿es acaso cuestión de elegir y asumir un formato capaz de responder a los atributos preferidos del segmento al cual apuntamos? Personalmente, creo que es un error intentar convertirnos en algo que no somos solo para abrir puertas, pues paso siguiente, el desencanto del empleador, podría costarnos caro. Una marca personal se construye en base a la identificación de las fortalezas que nos diferencian y que nos generan oportunidades de acceso a un determinado mercado laboral o a una empresa meta en el marco de nuestro plan profesional.

En este sentido, la autenticidad de la marca personal es la que nos asegura la consistencia y coherencia entre nuestras competencias, especialmente las blandas, y las expectativas del empleador. Contar con una marca personal que muestra atributos reales, fortalece los términos del contrato psicológico, facilita nuestro ajuste a la cultura de la organización y el logro de resultados esperados en función a la imagen que hemos proyectado.

Un plan para el trabajo ideal

El proceso de “descubrir” la marca personal, se inicia con la evaluación objetiva de nuestras reales posibilidades de acceder a un mercado o empresa determinada, permitiéndonos desarrollar sobre bases concretas un plan de mejora que finalmente nos acerque a nuestro trabajo ideal. En tiempos actuales, el hecho de recordar que “todo comunica” es vital: la web y redes nos mantienen al alcance de un click de oportunidades que podríamos perder sin siquiera saberlo. Cuidar la consistencia entre aquello que mostramos de manera formal e informal resulta un reto que es necesario asumir. 

La marca personal es el instrumento que nos hace competitivos, que nos facilita incluso la toma de decisiones; construirla y mantenerla es un esfuerzo permanente que se despliega con facilidad cuando se han definido previamente los objetivos de nuestra vida profesional. La casualidad y la suerte dejan de ser entonces variables extrañas para convertirse en oportunidades que solo podemos aprovechar cuando vemos la foto completa. Tres preguntas simples pueden ser el punto de partida en la construcción de nuestra marca personal: ¿quién soy?, ¿qué ofrezco? y ¿quién me necesita? ¿Ya te respondiste estas preguntas?

(Fuente: Conexión Esan)

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