Gestionar las diferencias generacionales mejora la performance de las compañías

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Baby boomers, Generación X y Milleniales o Y, separados por épocas pero unidos en un mismo mercado de trabajo, se convierten en el desafío de los RRHH. Cómo hacer para que tres generaciones completamente distintas convivan simultánea y exitosamente en una misma organización. Aquí algunas señales.

De acuerdo a la empresa de reclutamiento Manpower, la composición generacional del mundo del trabajo hoy está integrada por los Baby boomers, nacidos entre 1946 y 1964, dueños de las compañías; los Generación X, nacidos entre 1965 y 1976 y actualmente gerenciando las mismas; y por la Generación Y o Milleniales, nacidos entre 1977 y 1996 y que se desempeñan en los mandos medios o juniors. De tal forma que el 85% de los profesionales se relaciona en el trabajo con personas de al menos tres generaciones.

Según una investigación realizada en 2013 por la compañía financiera The Hartford, 9 de cada 10 Millenniales considera que los Baby boomers son una gran fuente de conocimiento. Asimismo, un 93% de los Baby boomers concuerda en que las Generaciones X e Y suman nuevas aptitudes e ideas frescas al trabajo. ¿Cómo hacer de esta convivencia un valor agregado para las empresas?

Los Baby boomers muestran mayor resistencia al cambio respecto a las formas de trabajo y el uso de la tecnología, por lo que la Generación X, que ha tenido que vivir en constante adaptación, es la punta de lanza para acercarlos a introducir la innovación en las empresas, que luego operan los de la Generación Y, nativos tecnológicos. El Cloud Computing es uno de los resultados más visibles de esta colaboración inter-generacional.

Si bien el mundo parece hablar su idioma, los Milleniales enfrentan desafíos: sus capacidades sociales están puestas en duda. El Banco Interamericano de Desarrollo publicó un informe donde alerta sobre la falta de “habilidades emocionales” en esta generación. Menor capacidad de autocontrol, falta de puntualidad y baja tolerancia a la frustración son algunos de los déficits que los más jóvenes deben sortear.

En este contexto, la Generación X se transforma en una pieza fundamental para el engranaje productivo de las empresas, ya que aportan amabilidad y trato social a los Milleniales, habituados a la despersonalización de la comunicación. Mientras que los Baby boomers suman su visión a largo plazo, experiencia y gerenciamiento de crisis.

Esta mezcla de características invita a que los responsables de RRHH encuentren el balance ideal en la gestión del capital humano tomando en cuenta todas y cada una de las capacidades que hacen de cada generación única y valiosa.

Para ello, hay varias herramientas:

  • Sistemas de co-tutoría, donde trabajadores de distintas generaciones cooperen entre sí como instancia clave de aprendizaje. Así, Baby boomers pueden transmitir sobre compromiso, mientras que la Generación X aporta sobre flexibilidad y los Millenniales sobre innovación;
  • Crear un mapa generacional de la compañía, donde se pueden reunir a miembros de distintas edades para poner en común intereses y perspectivas que mejoren el trabajo diario;
  • Fomentar una conciencia del capital humano, donde cada empleado, más allá de sus limitaciones generacionales, comprenda sus capacidades específicas que pueden ayudar al equipo a resolver cuestiones puntuales sobre ese tema, convirtiéndolo en un recurso indispensable y en un elemento diferenciador.

En definitiva, las empresas que logran ver el potencial de la convivencia inter-generacional y explotan lo mejor se aseguran un futuro en expansión sin perder el compromiso con sus valores. 

 

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