Llegar puntual, dedicar una sonrisa a los compañeros y responder primero a lo urgente son algunas de las claves
Las primeras horas, e incluso los primeros minutos, de cada jornada pueden tener un efecto significativo en la productividad durante las siguientes ocho horas, en ocasiones más. Por eso es importante prestar atención a las primeras acciones cuando uno llega al trabajo, y con la ayuda de diversos expertos en motivación, la revista Forbes ha elaborado un lista de recomendaciones para el inicio de la jornada y así ser mejores en nuestro trabajo.
- Llega puntual. Puede parecer obvio, pero los que no lo hacen no se dan cuenta de que, además de dar una mala impresión a los demás, se la dan a si mismos. Llegar a tiempo o incluso antes predispone ante una actitud de cumplimiento de objetivos.
- Respira profundamente. Antes de empezar a trabajar, siéntate en tu puesto, coge aire, inspira y expira con calma, concentrándote en las tareas que tienes previstas para ese día. Una buena respiración es imprescindible para un buen desempeño.
- Repasa las tareas pendientes. La primera tarea que tienes que hacer es revisar las tareas que tienes pendientes, y ver cómo vas a organizarlas a lo largo del día. Es posible que luego los imprevistos echen por los aires la planificación, pero es necesaria de antemano para ser más productivos.
- Organiza tu escritorio. No se trata de que nada más llegar te pongas a ordenar, pero si de que haya cierta organización en tu mesa, que no te distraiga de las tareas que te has propuesto para hoy. A menudo el día antes nos vamos deprisa y corriendo, por lo que es beneficioso empezar el día reordenando el espacio.
- Controla tu mal humor. A muchas personas les cuesta levantarse, y lo hacen de mal humor, pero es importante llegar a la oficina con una actitud positiva. Si eres de los que se les pegan las sábanas, busca una motivación: un buen café, un buen programa de radio, un mensaje a tus amigos, cualquier cosa que te ayude a cambiar ese chip.
- Sé amable. No basta con no estar de mal humor, sino que es necesario conectar con el resto del equipo cuando llegas a la oficina. Pregunta qué tal están, comenta el programa de televisión de ayer o simplemente dedícales una sonrisa, pero encuentra la manera de generar un impacto positivo en la gente con la que vas a pasar las próximas horas.
- Detecta si hay cuestiones urgentes. Abrir el correo electrónico y no perder el tiempo es una ardua tarea. Aprende a echar un vistazo rápido a los nuevos e-mails de la bandeja de entrada y detecta cuales son los que necesitan una respuesta rápida y deja para más tarde los que no la necesitan o te van a llevar más tiempo. Elimina o almacena los que no necesiten respuesta.
- Atiende también al teléfono. Aunque parece que el correo electrónico se lleva toda la atención, aun hay quien llama por teléfono, o quién utiliza la mensajería instantánea de los móviles. Revisa si alguien te ha contactado por uno de estos canales y si requiere una respuesta inmediata.
- Aprovecha la claridad de tu cabeza. Aunque a algunos les cueste arrancar, los expertos coinciden en que por la mañana es cuando tenemos la mente más despejada y por lo tanto tenemos más capacidad para afrontar proyectos complicados. Aprovecha este hecho y aborda durante la mañana las cuestiones más difíciles.
- Planea un break a media mañana. Seguro que todo será más fácil si trabajas con un descanso en el horizonte, aunque sean cinco minutos en la máquina de café. Establece el horario y la naturaleza de ese break y no pares hasta esa hora. ¡Cuántas cosas se pueden hacer en las primeras horas!
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