Actualmente, la cifra de pobreza alimentaria alcanzó más del 30% en nuestro país. Aunque los hogares peruanos han mejorado sus ingresos mensuales, éste sigue siendo una problemática que no sólo afecta a las mismas familias, sino también a la productividad laboral.
El último informe técnico de INEI, “Condiciones de vida en el Perú”, revela que, lejos de mejorar, el déficit calórico incrementó sus cifras a comparación de años atrás, tanto en el área urbana como en la rural. En el año 2016, el déficit calórico presentaba cifras de 33.6%, mientras que, en el 2017, la cifra aumento a 33.8%.
Según expertos en nutrición, esta problemática tiene un efecto negativo en la productividad laboral debido a que el déficit calórico en las personas podría causar un mayor cansancio, desconcentración e incluso apatía.
Los trabajadores que se encuentran en el área de atención al cliente, por ejemplo, deben encontrarse capacitados para atender con empatía a los clientes con los que interactúan. No obstante, como consecuencia de su pobreza alimentaria, podrían sufrir de irritabilidad y cansancio, afectando su desempeño en el ámbito laboral. Asimismo, las actitudes negativas causadas por el déficit calórico podrían afectar la integridad de sus compañeros y causar un mal clima laboral.
