Comportamientos contraproducentes en el trabajo: ¿cómo diagnosticarlos y evitarlos?

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Los últimos estudios revelan que las empresas pierden millones de dólares cada año. Además de los costes económicos directos, éstas sufren daños en cuanto a su reputación, la pérdida de talentos e incluso, son objeto de procesamientos judiciales. Sin embargo, los empleadores no son necesariamente impotentes frente a estas desviaciones, ya sea en materia de discriminación, engaño o incumplimiento de las normas, es posible intervenir de forma constructiva.

¿Cómo identificarlos?

Algunas características, como un bajo nivel de empatía y de capacidad de definirse como una personal “ética” pueden llevar a comportamientos contraproducentes.

Una gran mayoría de personas que adoptan comportamientos contraproducentes en el trabajo tienen un alto nivel de empatía y piensan que están actuando éticamente. Si les pregunta si se consideran buenas personas, le contestarán que sí. Por ello, los motivos de estos comportamientos anómalos hay que hallarlos en otra parte. En este caso, las razones residen en el desentendimiento ético.

¿Cómo actuar ante esos comportamientos contraproducentes?

Aunque algunos comportamientos son tan graves como para despedir a los trabajadores implicados, los costes de contratación y de formación podrían disuadirle y hacerle optar por la implementación de medidas preventivas.

Las empresas pueden evitar estos comportamientos de riesgo por el análisis de su política de empresa. El establecimiento de acciones como evaluaciones periódicas no estigmatizadoras, diálogos abiertos y sin prejuicios así como programas de formación para sensibilizar desde el momento de la contratación a sus colaboradores con respecto a los principios éticos de la empresa y favorecer una cultura de trabajo más positiva y más eficaz.

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