Compliance Officer, una figura imprescindible en las empresas

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Estos profesionales son los responsables de controlar, detectar y prevenir las malas prácticas y también de crear una cultura corporativa en la que la ética y las buenas prácticas están implícitas en todas las actividades de la empresa.

En definitiva, es la persona que defiende los intereses de terceras partes como clientes, proveedores y la sociedad en general en las actividades que realiza la propia empresa.

Teniendo en cuenta su posición estratégica y la necesidad de que su autoridad sea transversal a todos los departamentos, un Compliance Officer debe poseer una serie de aptitudes que aseguren el buen funcionamiento de los procesos:

  • Capacidad de liderazgo y trabajo en equipo: El Compliance Officer debe estar en contacto continuo con todos los niveles de la organización y ser capaz de poner en valor sus recomendaciones o decisiones, incluso en la Alta Dirección, con la habilidad para convencer sobre la aceptación de sus recomendaciones y un conocimiento profundo sobre la empresa en la que trabaja.

Además, es el responsable de fomentar una cultura de Compliance, que debe ser impulsada por la Alta Dirección, en la que todos los empleados se impliquen y velen por la ética y la transparencia.

  • Ser capaz de tomar decisiones de forma autónoma: Estos profesionales deben ser independientes en su gestión y contar con los recursos necesarios para desempeñar sus funciones de una forma segura y responsable.
  • Una buena formación: Lo importante para un Compliance Officer, cuya formación académica puede ser muy variada, es que conozca las herramientas y los procedimientos para ejercer su función, además de tener un conocimiento profundo de la empresa en la que trabaja.

En el ámbito internacional, la formación académica de los Compliance Officers varía mucho: licenciados en derecho, economistas, ingenieros, químicos, psicólogos, etc. Lo importante es que conozcan bien su empresa, que tengan buena capacidad de relación interna y externa y que tengan una buena formación en el ejercicio de la función de Compliance.

  • Estar al día de todas las novedades: Un CO debe permanecer alerta a cualquier cambio en su sector, en materia de cumplimiento y en todo aquello relacionado con la organización, como la cultura corporativa o la ética de sus procesos.
  •  Prevención, organización y control: El Compliance Officer se encarga de identificar los riesgos, definir los controles y supervisar los procesos internos de forma periódica con el fin de detectar posibles deficiencias.

Con una buena gestión de las políticas de cumplimiento, la empresa estará segura de que se ajusta a todas las normativas que les afecten, así como de mantener a salvo su crecimiento y reputación.

El entorno del compliance supone una apuesta profesional segura que ya empieza a ser parte esencial de la cultura de las empresas, y un factor clave para afrontar los retos del futuro.

Cuando una empresa se preocupa por tener una buena cultura de compliance exigirá también que sus clientes y proveedores hagan lo mismo, ya que el riesgo reputacional se extiende a través de su cadena de suministro.

De esta manera, la difusión de la cultura del compliance conseguirá empresas más éticas y responsables en las que las buenas prácticas serán la norma.

 

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