“La clave de la felicidad es el servicio”

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Entrevistamos a Pablo Ferreiro de Babot, profesor ordinario del Área de Gobierno de Personas y autor del libro “Cómo ser feliz dirigiendo una empresa”. Él nos habla acerca de su libro y de su experiencia trabajando y reflexionando sobre las empresas peruanas.

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El mensaje que busca dar con “Cómo ser feliz dirigiendo una empresa”, es justamente que los empresarios se sientan felices con lo que hacen, pero ¿cuál es la clave para que un directivo se apasione con su trabajo?
La clave de la felicidad es el servicio, el interés por los demás, pero la experiencia de ser feliz necesita de una guía y la herramienta para guiar esa experiencia se llama coaching. Pero las empresas se han inventado la idea de que el coaching se delega, entonces la gente que tiene la información de la empresa es justamente la gente que no está en ella.

En el libro usted analiza la forma de pensar del empresario y propone pasar de la eficiencia productiva a la distributiva, ¿cree los empresarios peruanos aplican este consejo?
No, el progreso se ve muy lentamente y no es porque no tengan inteligencia natural, sino que no la han cultivado. La formación de un empresario es contabilidad, algo de negocios internacionales, algo de estrategia. Metiendo esos ingredientes ¿crees que va a salir de ahí un humanista, alguien que sepa tratar a la gente, que es lo más grande que hay? es imposible.

Se ha descuidado mucho la formación del empresario, por lo que el empresario se ha dedicado a trabajar durante muchos años de su vida y tiene como ilusión que su empresa la herede su hijo o su nieto, por lo menos, para que siga haciendo patrimonio familiar.

Hoy en día las empresas demandan diversas iniciativas como el coaching, la gestión del talento o los incentivos para generar un mayor compromiso de los trabajadores, ¿considera que estas medidas realmente consiguen interiorizar en los colaboradores el concepto de lealtad a una empresa?
Todo el proceso del desarrollo es secuencial y lento, en el manejo de gente tienes que olvidarte del reloj. Es como el proceso de crecimiento de una planta. Lo que algunas empresas quieren es anestesiar a su personal para que no se quejen, pero la gente tampoco es tonta, llega un momento en donde dicen: me están explotando y van buscando otras alternativas.

Todo el mundo busca lo que se llama talento y ¿qué es talento? es la gestión de uno mismo, tengo talento si me gestiono bien a mí mismo.

Al parecer el desafío de las grandes empresas es lograr que en una misma organización convivan dos generaciones tan distintas, ¿qué opina de los nuevos sistemas de trabajo que están implantando los millenials?, ¿cómo deben actuar las empresas para mantenerlos felices y evitar la fuga de talento?
Tanto los millenials como la generación anterior tienen que sufrir un proceso de adaptación y de convivencia. La generación anterior tiene que darse cuenta que debe adaptarse a la generación que llega y los millenials tienen que cargarse de paciencia para convivir con gente que ya es mayor, y que tienen un puesto hecho en la vida. El respeto a la gente mayor es un tema cultural. Hoy en día se puede ver que la mayoría de los directorios está dominado por gente con más de 65 años. Lo que deben hacer las empresas para transmitir el respeto, valores y actitudes es el ejemplo, como trata la empresa a la gente mayor y como trata a la gente joven.

Aún persiste en muchos sectores la percepción de que las grandes empresas de alguna manera explotan a los colaboradores, desde el punto de vista de RR.HH, ¿cómo es posible contrarrestar esta percepción?
Primero dándose cuenta de que no estamos en el cielo, y por otro lado hay que tener en cuenta que hay muchas empresas que corrompen a la gente. A veces las malas mañas se aprenden en la propia empresa.

Las empresas pueden hacer mucho, es cierto que las compañías tienen experiencia en explotación, pero quien explota o corrompen no es la empresa, es el gerente de un área en concreto o el gerente máximo que permite que estos trabajadores actúen de esta forma. Cada vez que la empresa promueve a alguien a algún puesto directivo no solo promueve a alguien que ha trabajado bien durante el año, o en tal sitio, sino también promueve a alguien que mira que hace con su familia, mira como engaña a su mujer, mira como trata a los subordinados, tiene dos personalidades con los jefes, entonces esto es lo que ve la gente también. Y la empresa cuando promueve a alguien no solo debe fijarse en que quiere la empresa que obviamente es vender y ganar más, que es legítimo y lógico, sino también quiere gente más honesta, más capaz, innovadora. Esa preocupación por tener buen personal es lo que hace que la empresa busque no tener directivos corruptos. Se debe poner a directivos que son ejemplares, que no solo se preocupen en el trato sino también que sean eficientes y que se preocupen de la calidad y la productividad. Además, se debe hacer participar a la gente.

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