Reglas de etiqueta frente a una Persona Con Discapacidad (PCD)

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Por Enrique Rispa Ramírez (Perú) – Gerente General en Proyectos Lead y Presidente de Asociación Juvenil Generando Sonrisas

Socialmente tenemos un prejuicio muy negativo referente a palabras relacionadas a la discapacidad. En las charlas de sensibilización que organizamos con nuestra asociación, preguntamos, “¿qué es lo primero que piensan cuando escuchan la palabra discapacidad?”; y la mayoría de veces responden con palabras como minusválido, incapacitado, lisiado, discapacitado, etc. Luego reflexionamos con los participantes para que tomen consciencia de la carga negativa de estas palabras y de la gran barrera que surge producto del miedo y del desconocimiento.

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La gran mayoría relaciona la discapacidad con limitaciones, con personas que no pueden valerse por sí mismas; sin embargo, éste es un porcentaje muy reducido. Si tomamos como referente los Juegos Paralímpicos de Rio 2016, hemos visto cómo cientos de personas con discapacidad han demostrado que pueden desempeñarse en la mayoría de deportes a niveles de competencia muy altos.

Día a día las PCD demuestran, con creatividad y determinación, que también pueden realizar cualquier actividad que se propongan; y por tanto la sociedad debería cambiar su perspectiva y valorar sus capacidades, pensando en que son personas luchadoras, iguales en derechos y obligaciones pero con estilos de vida distintos, que aportan diversidad e innovación, y que merecen respeto de parte de los demás.

Ese respeto debe empezar a manifestarse en las palabras y la forma de dirigirse a las PCD. Lo principal es recordar que todos tenemos un nombre propio y preferimos que nos llamen por éste, muy por encima de tener una discapacidad o no. Y cuando se haga alusión a ésta, no hay que olvidar siempre decir “persona” antes de referirse a la discapacidad, por ejemplo, “persona con síndrome de down”, “persona de baja estatura”, “persona sorda”, etc. Por contraposición, debemos dejar de usar palabras negativas como “postrado en”, “confinado a”, “persona que padece”, “víctima de”.

Según las “Reglas de etiqueta frente a una persona con discapacidad” (Judy Cohen, ACCESS RESOURCES 2004), encontramos las siguientes reglas básicas:

  1. Pregunte antes de ayudar, pues la mayoría de PCD son independientes y realizan sus actividades por su cuenta. Es mejor consultar si parece que realmente necesita ayuda y pregunte de qué forma lo puede hacer.
  2. Sea cauto con el contacto físico, pues podrían perder el equilibrio. Esto incluye evitar contacto con las muletas, sillas de ruedas o cualquier otra ayuda biomecánica pues son consideradas parte del espacio personal de la PCD.
  3. Piense antes de hablar, pues tener presente las palabras adecuadas para referirse a la discapacidad. Y al expresar tus ideas debes dirigirte a la misma PCD y no a su acompañante, asistente o intérprete de señas.
  4. No dé nada por sentado, pues se piensa que las PCD no puede realizar ciertas actividades que en realidad sí pueden. No le ponga límites, permita que demuestre sus capacidades.
  5. Responda con gentiliza a las solicitudes, pues no lo hacen para quejarse sino porque necesitan apoyo en alguna actividad específica.

El seguir estas reglas básicas ayudará mucho en las relaciones entre PCD y personas sin discapacidad, propiciando un clima de confianza y respeto.

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