Nuevos desafíos para quienes dirigen empresas y áreas de RRHH

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Por Antonio Roberto Klinar, Consultor Internacional,www.arkconsultores.com.ar

Con frecuencia Doménica y yo reflexionamos sobre distintos temas inherentes a la gestión de recursos humanos; sobre cultura; en cómo se genera compromiso; sobre las actitudes; sobre las organizaciones positivas; sobre el orgullo de pertenencia; relaciones interpersonales; etcétera. 

Compartimos experiencias, las vividas por ella, con sus frescos años que permite una visión muy especial de las cosas; así como las mías: a lo largo de toda mi carrera, tanto como directivo y como expositor en distintos países.

Buscamos un equilibrio en los análisis, que nos toma muchas horas; pero, hay algo que nos ocupa un tiempo especial: cómo nos sentimos en tal o cual lugar; con tal o cual producto; con tal o cual atención; cómo hemos visto a los integrantes de la organización; la calidad…

Luego nuestras conclusiones, basadas en casos reales, nos llevan a construir lo que compartimos con aquellos que nos privilegian con su preferencia e inclusive con aquellos que otros mencionan como “competencia”.

Aquí se torna necesaria una breve aclaración. Para nosotros, todos aquellos que ofrecen servicios en el mercado, no los vemos como “competencia” o queremos que nos vean como “competidores”, los entendemos como “colegas” que, bajo una u otra forma, permiten que ayudemos a los demás. Así también queremos ser vistos. El público, los clientes, son los que definen.

Teniendo en cuenta esta forma de ver las cosas, verán que a lo largo del tiempo iremos compartiendo aquello que entendemos puede servir a los demás. Nosotros ayudamos a “generar compromiso”, entonces hemos de buscar todas las alternativas que faciliten su consecución.

El mundo, es cada vez más competitivo (ésta expresión es trillada). Sin embargo, cuando vemos a las grandes organizaciones, allí encontramos enseñanzas que pueden ser un hito, un “grito de guerra” dentro de nuestras mentes y, por ende, bien podrían reflejarse en los centros de trabajo.

Cuando leemos: “just do it”, “Simplemente hazlo”, nos referimos a Nike. Sí amigos, simplemente hazlo: levántate, toma tus implementos y adelante, trota, camina… hazlo.

O Cuando hace algunos años, en Perú, con ilusión de la mano de Supera, se concientizó a un Equipo de fútbol y a todo un pueblo sobre: “Si se puede” y ganaron.

En BBVA, cuando dicen: “Trabajamos por un futuro mejor para las personas”; lleva en sí una filosofía que comprende futuro de los clientes, futuro de sus trabajadores; futuro, futuro; y ello es una cultura, promovida desde su presidente.

De Disney, hemos escuchado muchas historias impactantes, increíbles. En el fondo es que en Disney, así me lo decía uno de sus directivos: -“a nuestros clientes los vemos como nuestros invitados. Nosotros no vendemos distracción, llevamos ilusión” . En Southwest Airlines, parte de su cultura es “hacer todo lo posible para cuidar a su gente”.

En fin, tanto ustedes como nosotros, seguramente conocemos muchos más ejemplos. Pero, lo importante no es la cantidad de ejemplos, sino su esencia: “la cultura” y cómo puede ello lograr que quienes trabajan en la organización sientan un orgullo de pertenencia. Un orgullo, no sólo por los resultados, orgullo por saber que lo que se ofrece al mercado es lo mejor; y como trabajadores de la empresa, convencido de ello, son sus principales promotores.

En días pasados escuchábamos a una persona que trabaja en una industria de cosméticos, sobre cómo hacen las cosas en su empresa (su cultura); el orgullo con el cual hablaba de sus productos. Los recomendaba como la panacea. Era maravilloso. Ya sabemos qué producto buscar en el mercado.

Pero, por otro lado, en una entrevista con una profesional de un centro estético, quien recién había renunciado a su empleo, con dolor confesaba: “renuncié porque estaba asqueada, la empresa jamás cumplía con sus promesas y, buscando mayores ganancias, lo que hacían era explotar a sus trabajadores, brindando servicios con mínima higiene, pudiendo calificarse como insalubres; maltratando a sus empleados: „si no te gusta las puertas están abiertas‟. Cuando les dije: -esto está mal, me respondieron: hay que pagar sueldos, equipamientos, mantenimientos y de alguna forma hay que lograr resultados. Aquí no se viene a mimar a los trabajadores, aquí se viene a lograr ganancias”.

Amigos, vivimos en un mundo complejo, un mundo donde a veces cunde el “pánico”; pánico por diversas crisis, por la fragilidad e inconsistencia de valores; por la incertidumbre de la empleabilidad; por la obsesión de lograr resultados; por el mercado, por la competitividad; por estar entre los “mejores”; por enfrentar un futuro muchas veces incierto. Un mundo donde las organizaciones, al margen de conseguir utilidades, valor agregado económico de cada línea de negocio, buscan ser cada vez más atractivas para sus grupos de referencia. “Pero, también vivimos en un mundo lleno de oportunidades… un mundo donde podemos evolucionar, manejar la diversidad; un mundo donde entre todos

podríamos lograr que se disfrute de cada instante; empezando, por ejemplo, porque nuestros centros de trabajo sean atractivos”.

El Gran desafío indelegable de “la verdadera gestión de los recursos humanos” del futuro estará enfocada en nuevos cimientos, cimientos del cambio.

Una nueva forma de gestionar los recursos humanos se logra a partir del fomento de la atractividad de sus empresas; haciendo crecer el compromiso bidireccionadamente; gestionando el conocimiento; provocando a los líderes para que asuman una dirección con bases de coaching y mentoring. Se propone líderes que profundicen en la emocionalidad de sus actos, y a su vez, generen empresas positivas.

Se debe tener en cuenta que, es la relación directa de quienes dirigen con sus colaboradores la consecución de metas, debiendo mantener objetividad, cercanía empática, poniéndose en la situación de los demás; entendiendo sus emociones, logrando conexión.

En conclusión: Recursos Humanos como área, debe ser el principal socio estratégico de las demás áreas para, juntos, lograr que su empresa sea un lugar ideal para trabajar, vale decir que su empresa sea atractiva”. 

“Triunfan las grandes organizaciones, las medianas empresas, las pequeñas unidades, hasta aquellas que son atendidas unipersonalmente, cuando son “atractivas” y la “atractividad” se logra con personal ideal, buen clima laboral y calidad en los productos y/o servicios que se brinden”.

 

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