La Integración de los Nuevos Colaboradores

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Por Pablo Ferreiro, Profesor del PAD-Escuela de Dirección de la Universidad de Piura

Hay muchos retos que debe plantearse una persona que está frente de una empresa respecto a la función de un nuevo colaborador; pero sin duda lo más importante es que ese trabajador consiga y desarrolle el objetivo trazado por la organización. El arte de dirigir (o gobernar) personas aparece así en una nueva perspectiva, mucho más amplia y con un horizonte ético: la de evaluar las decisiones que se toman y cómo estas repercuten en el trabajo del subordinado y en la empresa.

La tarea no es fácil. La clave de una buena elección está en la selección. Por ello, presento algunos pasos a tener en cuenta para lidiar con la presencia de un nuevo integrante en el equipo de trabajo.

  1. Definir sus Competencias. Debemos determinar las competencias o características personales que debe cumplir una persona para que pueda postular al puesto que estamos ofreciendo. Cada posición requiere de personas con diferentes competencias o habilidades. Por ejemplo, las cualidades de una persona que postula a un puesto de ventas –donde se necesita personas extrovertidas y con capacidad para relacionarse con los demás-  serán muy diferentes a las características de una persona que postule a un puesto en el área de finanzas, donde se requiere personas más analíticas. Esto se conoce como “el saber, saber hacer y ser”.
     
  2. Delinear la Visión, la Misión y el Rol que Desempeña. Pasado el proceso de presentación formal con sus superiores, mandos medios y subordinados, sigue la fase de inducción y asimilación de las políticas y procesos de la organización. Todo colaborador que ingresa a trabajar debe tener en cuenta cual es su función específica y su rol dentro de la empresa. Sólo la clara  visión de la labor que desempeña marcará la ruta en la que se tenga que conducir más adelante.
    Este paso tiene que ir acompañado por un  proceso inducido –casi guiado en un principio- donde se ponga en claro qué es lo que la compañía quiere de él y las expectativas que él tenga con la labor encomendada.
     
  3. Propiciar un Clima de Confianza. Es necesario transmitir e incentivar un clima de apertura y compañerismo con el equipo, donde se respete el punto de vista de los demás y se acepten las nuevas opiniones. En esta etapa, se evalúa la sintonía del nuevo integrante con el grupo de trabajo y el momento adecuado para poder corregir o mejorar lo que el nuevo empleado ha podido aportar.
     
  4. Asignación y Delegación de Tareas. Las responsabilidades forman parte del ejercicio profesional y la responsabilidad del directivo no solo está en delegar, sino también en supervisar responsablemente lo encomendado. Esto con la finalidad de conseguir el desarrollo personal de sus habilidades y competencias, en este caso, operativas.

Artículo publicado en el Diario El Comercio

 

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