Gestión de la Diversidad y Equidad

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Por Kety Lourdes Jáuregui, Ph.D. (Perú), Directora de la Maestría en Organización y Dirección de Personas, ESAN Graduate School of Business

Las empresas tienen responsabilidades de diversos tipos, pero una de las principales es buscar el desarrollo de sus colaboradores y por ende el desarrollo de la sociedad. Tener adecuadas condiciones de trabajo, políticas de gestión de la diversidad y equidad, y políticas de capacitación y desarrollo redundará en mejores niveles de eficiencia y productividad, a la vez que mejorarán el rendimiento de la inversión de los accionistas. Las empresas que adoptan estas políticas son las más sólidas para competir en una economía social de mercado.

Las normas internacionales relacionadas con la responsabilidad social incluyen entre sus directrices el tema de la diversidad y no discriminación. Social Accountability 8000 (SA 8000) es una norma de responsabilidad social, enfocada en los colaboradores, en la que se discute temas como trabajo infantil, trabajo forzado, salud y seguridad, libertad de asociación, discriminación, prácticas disciplinarias, horas de trabajo y compensaciones. En cuanto al tema de la discriminación, no se permite la diferenciación por raza, casta, nacionalidad, religión, discapacidad, género, orientación sexual, pertenencia a un sindicato o afiliación política.

La discriminación es un conjunto de acciones que trata a un grupo de personas de manera desfavorable a causa de perjuicios, basados por pertenecer a una categoría social distinta. Sin embargo, existe una discriminación positiva, que viene a ser un conjunto de medidas especiales y/o acciones que conlleven a un trato preferencial para quienes tienen necesidades particulares por razones de género, discapacidad mental, sensorial o física, o de extracción social. La discriminación positiva supone diferenciación, reconocimiento y esfuerzo de la gerencia de RRHH para adoptar medidas especiales y adaptar el entorno a sus diferencias.

Existen diversas maneras o formas de discriminación: por género, religión, raza y etnia, edad,  orientación sexual,  basada en la discapacidad, y por estilo de vida.

La discriminación por género busca eliminar toda forma de discriminación hacia las mujeres. En este sentido, la Organización de Naciones Unidas trabaja con los Estados en reformar las leyes vigentes. Por ejemplo, la licencia parental, en la que se les concede a los padres de familia periodos de licencia, lo cual redunda en mayor igualdad entre hombres y mujeres.

La discriminación por religión se refiere a toda forma de discriminación hacia las personas que profesan una religión distinta a la ejercida por la mayoría, o a una religión cuya práctica no viola la normatividad social, pero no es reconocida por el Estado ni por la sociedad.

La discriminación por raza y etnia se refiere a todo tipo de discriminación basada en el color de su piel o raza, sin tener en cuenta que la raza no está relacionada con las competencias de una persona.

La discriminación por edad, que es una nueva forma de discriminación en América Latina. Por ejemplo, los anuncios de reclutamiento en los que solo se acepta a personas dentro de un rango de edades determinados.

La discriminación por discapacidad se refiere a excluir a las personas que padecen algún tipo de discapacidad; por ejemplo, visual, auditiva, motora o verbal, por el paradigma de que no tienen la capacidad para efectuar trabajos  y pueden ser demasiados costosas para el empleador.

La discriminación por estilo de vida se refiere al trato desfavorable que se le hace a las personas debido a la predisposición genética a desarrollar determinadas enfermedades, así como las que llevan un estilo de vida considerado “poco saludable”.

En este contexto, el reto de la Gerencia de Recursos Humanos es incluir e implementar el tema de la diversidad y equidad en las políticas de reclutamiento y selección, políticas de capacitación y desarrollo, políticas de compensaciones, y políticas de línea de carrera y sucesión.

 

 

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