Por Eduardo Rizo Patrón (Perú), Gerente de División Adecco Professional
Las relaciones humanas dentro de las empresas están cambiando. Actualmente el comportamiento entre personas dentro de una organización tiende a ser menos vertical que antes y se apuesta por un modelo horizontal que genere un clima de confianza e igualdad entre jefes y colaboradores. Pero ¿hasta qué punto un clima coloquial, alejado de los protocolos y convencionalismos que la formalidad exige, es beneficioso para una empresa? La formalidad es sinónimo de respeto hacia los demás y es muy importante para sobrellevar las relaciones profesionales en todo nivel y de la mejor manera. El comportamiento formal inspira confianza y seriedad en el trabajo.
Por otro lado, la informalidad en la conducta de los colaboradores no necesariamente es sinónimo de irresponsabilidad o falta de seriedad y compromiso. No debemos olvidar que los empleados son, ante todo, seres humanos y es altamente beneficioso que los jefes conozcan a su potencial humano –y viceversa- como personas comunes y esto solo se puede dar en un plano informal, que no significa romper ciertos patrones de respeto implícitos. La informalidad en el trabajo ayuda a lidiar con la presión del día a día y mejora el clima laboral. En esta atmósfera se pueden resolver muchos problemas. Por ello, grandes empresas en el Perú han aprendido a mantener un equilibrio entre la formalidad e informalidad en las conductas de sus miembros, reconociendo que es necesario humanizar un poco más las relaciones internas. Ese parece ser el camino: un matiz entre ser formal e informal, dentro de un marco de absoluto respeto profesional y personal.
Artículo publicado en el Diario Gestión