El perfil del ejecutivo más buscado

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Por Giancarlo Ameghino Gerente de Gestión y Desarrollo Humano del Grupo Crosland

El mundo no es ni será igual tras la complicada coyuntura económica de la que, poco a poco, va saliendo. La recesión económica ha cambiado nuestra visión del mundo, de la economía, de las empresas, y, también, del trabajo. Esta situación nos obligó a ser y actuar de manera diferente, en este contexto, el futuro y éxito de las empresas, exige ahora un nuevo perfil de directivo.  

Muy aparte de la profesión elegida, existen ciertas competencias que son las más requeridas por las compañías al momento de contratar nuevos ejecutivos, además de un adecuado manejo de herramientas informáticas e idiomas, las empresas comienzan a buscar directivos responsables que realicen negocios de una manera sostenible y beneficiosa para toda la organización y el entorno que la rodea.

En mi experiencia, las capacidades más valoradas por las empresas para una posición de este tipo serán dos: la innovación y creatividad, y el manejo de escenarios inciertos y complejos; esto dada la necesidad de las compañías de diferenciarse en un mercado cada día más “comoditizado”, y en un mundo donde más variables y exceso de información caracterizan la toma de decisiones.

Por supuesto, también es necesario mencionar algunas otras competencias de gestión que casi por defecto debe contar un candidato a puesto ejecutivo: capacidad de integración social y de desarrollo de networking interno y externo, manejarse bien en diferentes situaciones y en mercados de culturas distintas, gestión del tiempo, flexibilidad, toma de decisiones, comunicación asertiva, espíritu emprendedor, tolerancia a la presión, y la ya conocida y siempre importante “trabajo en equipo”.

Se ha visto que los anteriores modelos de directivo autoritario ya no funcionan, y por tanto se buscan perfiles conciliadores, que busquen una relación ganar-ganar con su contraparte, cuyos objetivos vayan más allá del negocio puro, e igualmente se preocupen por el desarrollo y bienestar de sus colaboradores.

A cambio, las empresas deberán ofrecer unos valores sólidos y de prestigio, una remuneración e incentivos suficientemente atractivos, la posibilidad de crecimiento dentro la empresa, nuevas experiencias, un clima laboral estimulante, etc. Un toma y dame que debe renovarse de forma periódica.

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