El cambio más importante en la gestión del talento en el siglo XXI

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Nelson Portugal (Perú) – Consultor en desarrollo personal, fundador de Portugal Research International y creador del programa Círculo de Crecimiento. www.nelsonportugal.com

Cuando hablamos acerca de la gestión del talento nos podemos hacer las siguientes preguntas:

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¿Qué es aquello que realmente ha cambiado en los últimos años?
¿Por qué?
Y, tal vez lo más importante,

¿Cómo podemos utilizar el conocimiento acerca de este cambio para poder gestionar el talento de forma que podamos crecer como personas, como líderes, como organización, como sociedad y como humanidad?

En ese artículo compartiré lo que, creo yo, ha sido el mayor cambio los últimos tiempos y cómo tú puedes empezar a utilizarlo para gestionar de mejor manera que talento dentro de tu organización.

La manera en que las personas tomamos decisiones es precisamente el factor que ha cambiado en los últimos años.

¿A qué me refiero?
A lo siguiente:

Hace cientos de años atrás las decisiones que tomábamos en nuestra vida estaban basadas en el temor.

En el temor de que sucediera aquello que no queríamos que sucediera.

  • “Si no obedezco me van a castigar”.
  • “Si no hago lo que me dicen entonces pueden hacerle daño a mi familia”.
  • “Si no cazo a mi presa para comer, no voy a poder sobrevivir”.

Éstas eran algunas de las preocupaciones que teníamos en el pasado.

En la actualidad, las preocupaciones son diferentes en el contexto pero similares en el fondo:

  • “Si no hago un MBA entonces no podré ascender”.
  • “Si no me quedo hasta tarde en el trabajo entonces pensarán que no estoy comprometido”.
  • “Si no tengo una actitud seria, entonces no me vas a hacer caso”.

De alguna manera todas estas decisiones están basadas en el temor de aquello que no queremos que suceda.

Esta forma de vivir, tomando decisiones en base al temor, ha sido dirigida – y en lugares que todavía se mantiene es dirigida – por una sola mentalidad: la escasez.

Específicamente, la creencia de que no existe suficiente de algo que consideramos necesario.

Las decisiones tomadas en base al temor están fundamentadas en la idea de un mundo escaso.

Un mundo en el que no hay suficiente.

No hay suficiente tiempo.
No hay suficiente dinero.
No hay suficientes recursos.
No hay suficientes oportunidades.

En síntesis:

No hay suficientes opciones.

Lo cual lleva a las personas a creer que no pueden escoger.

Piensa por ejemplo en las generaciones de 200 300 o 500 años atrás.

  • ¿Vivían donde querían o acaso vivían donde tenían que vivir?
  • ¿Se dedicaban a lo que querían o hacían lo que las obligaban a hacer?
  • ¿Se alimentaban de aquello que les gustaba o acaso comían lo que había frente a ellas?

Ahora hablemos de las generaciones de hoy en día:

  • ¿Están en el trabajo que están porque quieren estar ahí o acaso están ahí porque creen que no hay otra opción?
  • ¿No expresan sus opiniones por qué no tienen una opinión que expresar o acaso no expresan sus opiniones porque tienen temor a que no sea aceptada?
  • ¿Cumplen sus responsabilidades porque quieren hacerlo o acaso lo hacen únicamente para no perder su posición actual?

Lo queramos reconocer de esta manera o no, la verdad es que la humanidad entera ha sido motivada por el temor.

Ha sido impulsada por aquello que temíamos, por tratar de alejarnos del dolor, por tratar de sobrevivir – de subsistir.

Hemos tomado decisiones la mayor parte de nuestra existencia por temor a que suceda aquello que podría afectar negativamente nuestra vida, la vida de las personas que nos rodean, la vida de las personas que más queremos.

Las principales desventajas de vivir de esta manera son múltiples:

  • La presión reduce el nivel de pensamiento estratégico y creativo, lo que reduce la productividad de las personas.
  • La ansiedad reduce el nivel de satisfacción de las personas, lo que deteriora el bienestar general.
  • El temor que experimentan las personas evita que tomen decisiones que le permitan crecer, lo cual las estanca en la vida.

En la búsqueda de sobre vivencia olvidan la existencia de la posibilidad de crecer en la vida, de construir un mejor futuro.

Si quieres personas que se mantengan en tu organización por temor, que no den su opinión, que sigan tus instrucciones sin cuestionarlas, que te prometan lealtad sólo porque reconocen que no hay otra oportunidad, entonces no hay nada que tengas que cambiar en tu forma de liderar.

Sin embargo, si te gustaría empezar a crear una cultura de alto desempeño dentro de tu organización.

Una cultura de libertad, de satisfacción, de creatividad, de innovación estratégica, de cambio disruptivo, de – en pocas palabras – crecimiento, entonces lo que vas a leer en las próximas líneas es probablemente el cambio más importante que hagas en tu carrera profesional.

Debes empezar a promover el sentido de abundancia en ti, en tus equipos, en tus organizaciones y en la sociedad en general.

Debes promover el reconocimiento de que hoy en día existen opciones entre las cuales las personas pueden escoger.

Que cada persona puede escoger qué hacer, qué camino tomar, de qué forma contribuir, de qué manera expresarse, en qué lugar vivir en, qué compañía desempeñarse y de qué manera agregar valor.

Debes mostrarle a tu equipo que ellos tienen capacidades que pueden utilizar para crecer, que tienen oportunidades y pueden empezar a aprovechar para crecer.

Háblales sobre los deseos que pueden llegar a alcanzar, sobre los objetivos que pueden lograr de forma que ellos que puedan empezar a tomar decisiones en base aquello que quieren en sus vidas y no en aquello que temen que suceda en ellas.

Este es un concepto simple a primera vista, pero a la vez profundo y – siendo completamente honesto – difícil de asimilar.

¿Sabes por qué?
Porque da miedo.

Las personas que lideran organizaciones temen las consecuencias de reconocer lo abundante que es el mundo en la actualidad y las millones de oportunidades que qué hay hoy en día.

Este reconocimiento genera temor porque si por un momento reconociéramos que no hay nada en este mundo que “tengamos” que hacer, solo existen opciones entre las cuales podemos escoger entonces el miedo de las personas sería reemplazado inmediatamente por la libertad del deseo.

Y es justamente a ello a lo que los líderes que se resisten al cambio por el cual el mundo está atravesando, temen.

Le temen al descubrimiento de las personas de su propia libertad de elección, pues ello podría representar la decisión de salir de su organización.

En este actual contexto, sin embargo, algo es completamente cierto:

Una persona que está donde está por deseo – en lugar de temor – sentirá un exponencialmente mayor nivel de satisfacción y tendrá un exponencialmente mayor nivel de productividad en donde sea que esté.

Lo anterior se verá reflejado en una absoluta sinergia entre los miembros del equipo, un alto nivel de desempeño, una constante innovación estratégica y una energizada fuente de creatividad lo cual – sin lugar a dudas – llevará a las organizaciones a un crecimiento ilimitado.

La pregunta final de este artículo – y con la que puedo abrir una discusión de la cual, creo yo, podemos obtener aprendizajes significativos que nos permitan crecer es la siguiente:

¿Las personas de tu equipo toman decisiones en base al temor o las toman en base al deseo?

Tener el coraje de hacer la pregunta, la firmeza para escuchar la respuesta y la sabiduría para incluirla en tu estilo de liderazgo será lo que determine la dirección que tome tu vida, la de tu organización y la del mundo entero.

Tú escoges.

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