Cuan complicado se nos ha vuelto hoy en día desconectarnos…

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Por Rocío Arbulu, socia líder de Cultura y Comunicación de la Consultora Dench

Muchas veces sentimos que los culpables son solo los jefes y las políticas de la empresa, pero hemos pensado ¿cuánto depende de nosotros?

Terminas tu jornada laboral el viernes a las 6 de la tarde, pero no dejas de revisar tus correos electrónicos hasta las 3 de la mañana. Aceptas reuniones virtuales o llamadas telefónicas cuando estás de vacaciones, en feriado largo o los fines de semana. Te sientes ansioso y estresado ante apremiantes fechas de entrega e incluso hablas todo el día de ello y hasta en tus sueños. En serio, cuesta creer que alguna vez has salido de la oficina.

A raíz de la última semana santa, decidí que no trabajaría desde el jueves por la mañana. Mientras avanzaba mis proyectos el día anterior me di cuenta de que no iba a llegar, quedarían muchas cosas pendientes para el lunes y eso me daba terror… porque significaba que ese día, al tener que supervisar también el colegio virtual, acabaría después de lo habitual, lo que traería acostarse tarde, levantarse cansada el martes y seguir con la cadena de agotamiento. Recordé entonces que en mis tiempos trabajando fuera del Perú (cuando terminaba a las 6 en punto como todas mis labores) una de las cosas que más aprendí fue a distinguir lo urgente de lo importante. Entonces pensé que debía, hoy más que nunca, ponerlo en práctica y así decidir dónde enfocar la energía a mi regreso de estos días de desconexión.

Empecé con la lista y todo lo veía urgente e imprescindible. Por una razón u por otra, nada podía esperar, aunque en el fondo yo sabía que esto no era así. Es entonces que decidí reflexionar con mayor profundidad porque esta vez la lista no funcionaba, porque la suma no daba.  Después de darle algunas vueltas hice “click” con lo que me pasa que lo atribuyo a dos temas principales:

Primero, tengo más de un año andando en piloto automático y por más que mis socios me digan “este fin de semana largo nos desconectamos todos”, ya no sé bien cómo hacerlo. Pensé que me acordaba, pero la verdad no tanto. Soy una firme creyente de la necesidad de hacer pausas, de parar y respirar, entonces ¿qué pasó en mí que ya no recuerdo cómo hacerlo? Creo que si bien este año de cuarentena me ha dado muchos espacios con mi familia he tenido muy pocos conmigo misma. Necesito volver a encontrarlos leyendo un libro, caminando sola, escuchando música… o haciendo cualquier cosa que me haga sentir bien o simplemente haciendo nada.

Segundo, necesito recordar cómo se dice que NO (¡porque yo lo sabía!) y es que últimamente he dicho que SÍ a todo, quizás porque esta época de pandemia nos ha puesto en un estado de alerta en el que confundimos trabajar con compromiso y dedicación con aceptar plazos imposibles de cumplir. Y depende de mí también ayudar a que mis clientes internos y externos puedan priorizar mejor sus requerimientos. 

La buena noticia es que lo he visto, y puedo hacer algo al respecto, que soy consciente de la necesidad de conectarme conmigo misma para poder hacerlo en todo su potencial con las personas que me rodean. A parte de mi familia, que siempre será mi prioridad, tengo una responsabilidad enorme con mi equipo de trabajo, son jóvenes en formación, talentosos y motivados que quiero sigan sintiéndose así. Quiénes lideramos equipos no nos damos cuenta muchas veces del impacto que tenemos con nuestras palabras y nuestras acciones y de cuánto influimos en la motivación de quienes nos rodean.

La diferencia entre un colaborador que pone tiempo, pero también ganas y corazón en un proyecto, y aquel que trabaja en “piloto automático” es enorme.

Te invito a que la próxima vez que sientas que no te puedes desconectar te preguntes cuánto depende de tu jefe, de la empresa (seguro que una buena parte) y cuánto de ti, que desde tu lugar acciones todo lo que esté en tus manos para que esto cambie.


Sobre la autora:

Rocío Arbulú
Socia líder de Cultura y Comunicación en Dench Consulting, desde donde acompaña organizaciones de Perú y Latinoamérica. Es de profesión Comunicadora Organizacional, con post grado en Marketing Estratégico y coach Ejecutivo. Más de 20 años de experiencia en Comunicación y branding, 13 de ellos en Europa con sede en Bélgica, Holanda, Reino Unido, Alemania, Italia, España, entre otros.
En el Perú lideró la comunicación interna y cultura corporativa del Banco de Crédito BCP y de HSBC Bank Perú. Experiencias como cliente y consultor en transformación y comunicación. Es vicepresidenta de la Asociación Peruana de Comunicación Interna y fue presidenta del Comité de Comunicación Interna de AmCham (2016-2018). Ponente en conferencias en Perú, México, Ecuador y Estados Unidos. Mamá de Tiago y Pablo. Runner de corazón y en sus tiempos libres lo dedica enteramente a su familia y a su huerto urbano.


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