Aprende a gestionar tus emociones para el éxito empresarial

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Por Jordi Vilá – Director del Máster en Desarrollo Directivo, Inteligencia Emocional y Coaching de EAE

Las emociones impregnan nuestro día a día profesional. Su correcta gestión es clave para ayudarnos en nuestro entorno de trabajo a la hora de tomar decisiones, resolver conflictos y, en general, desarrollar exitosamente nuestra carrera profesional.

Aceptar las emociones, tanto las agradables como las desagradables, nos ayuda a adaptarnos y movernos en el mundo de la empresa. Negarlas, por el contrario, nos puede llevar a un bloqueo emocional que genere toxicidad hasta el punto de convertirse en un obstáculo para nuestra carrera.

Para aprovechar las ventajas y oportunidades que nos ofrece la aceptación y correcta gestión de las emociones, debemos tener en cuenta estas cinco claves fundamentales:

  1. Las emociones negativas no existen. Debemos entender que todas las emociones son valiosas y nos sirven para sobrevivir en todo tipo de entornos, felices y hostiles, algo que suele coexistir en ámbitos profesionales. Para gestionarlas de forma higiénica deberemos aceptarlas y dejarlas ir, no resistirnos a ellas y no apegarnos. De lo contrario, se convertirán en obstáculos en el día a día de nuestro puesto de trabajo, en la relación con nuestros compañeros y en nuestra gestión de carrera. Por lo tanto, aunque no es lo mismo recibir la noticia de una promoción que la de un recorte salarial o la anulación de un merecido período vacacional, todos estos estados nos ayudarán a valorar mejor las situaciones profesionales a las que nos enfrentamos.
  2. Estar preparado. Las emociones desagradables son consustanciales al ser humano, por lo que debemos estar preparados para cuando aparezcan, aunque esto requiera un esfuerzo extra. Si no las gestionamos correctamente, se pueden ir asentado y transformándose en un estado de ánimo que todo lo corroe. Y es que estas emociones crean una suerte de “túnel cognitivo” que limita la visión lateral del sujeto, provocando actuaciones cuyas consecuencias suelen ser fatales para nuestra trayectoria profesional.
  3. Las interpretaciones construyen nuestra realidad. Siempre se puede encontrar otra forma de percibir lo sucedido. Debemos ser conscientes de que, al final, lo que vemos es lo que llevamos dentro. Por eso, lo primero que debemos hacer cuando nos inunda una emoción es preguntarnos cuál es la auténtica realidad que subyace, sin interpretaciones. ¿Qué es lo que realmente me enfada o entristece de que no me hayan dado el ascenso? ¿Qué es en realidad lo que me lleva a este estado? Cuando tenemos este punto bien analizado, podemos ver el mensaje que lleva la emoción, tomar decisiones y adaptarnos.
  4. Mantenernos positivos ante cualquier experiencia, por dura que sea, es lo que nos permitirá empezar a digerir la emoción. En este sentido, delante de un hecho de gran impacto, como un despido, es importante hacernos preguntas como: ¿cuál es el aprendizaje que saco de todo esto? ¿Qué voy a hacer con ello? En otras palabras, necesitamos preparar el futuro a partir de la experiencia sucedida. Esto es, en definitiva, lo que nos permitirá adaptarnos a las circunstancias adversas cuando aparezcan.
  5. La importancia de darse tiempo. La gestión de las emociones requiere tiempo y calma. Si nos encontramos en medio de una vorágine emocional en nuestro trabajo, debemos dejar que la calma suceda a la tormenta antes de poner en marcha todas las claves descritas hasta ahora.

En resumen, una correcta gestión de nuestras emociones puede llevarnos hacia el éxito en nuestra carrera profesional, aprendiendo de todo cuanto nos pueda suceder, adaptándonos y reaccionando a tiempo.

Jordi Vilá

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