Volver del futuro

6197

Por Manuel Celi – Coach Ejecutivo A-COACH.PE, Conscious Evolution for Leadership and Inspiration

Hace unos días estuve pensando mucho sobre por qué a mi no me afecta tanto el trabajo virtual, por qué no extraño ir cada mañana a mi oficina para recibir allí a mis clientes de coaching, por qué siento que entrego el mismo valor a través de una pantalla o el teléfono, por qué no me molesta hacer prospección y ventas vía telefónica o videollamadas.

Me enfoqué en la búsqueda de respuestas hasta que las encontré en el pasado. Por eso llamo a esta entrega volver del futuro.

Para explicarme mejor permíteme contar un poco de mi vida sobre cómo y bajo qué principios fui formado hace 40 años para trabajo a distancia. Espero que con ello pueda aportar algunas luces para ver integralmente los fundamentos para de liderar equipos productivos a distancia. Demás está decir que lo mismo aplica al trabajo presencial de aquí en adelante.

En el año 1979, después 4 productivos años trabajando para una compañía hasta hoy líder en su sector, decidí seguir mi sueño de empresa propia y renuncié  para emprender como representante en el país de 3 fábricas extranjeras de especialidades químicas para la industria y minería. Como emprendedor típico de esa época, empecé con poca plata, carga familiar y un tremendo entusiasmo que a los 27 años te hace invencible como Ulises … hasta que escuchas cantos de sirena que en mi caso llegaron en la forma de una oferta de trabajo tan buena que no la pude rechazar. La posición era de gerente de ventas para 3 países de un multinacional fabricante de especialidades químicas para las industrias azucarera y papelera. Mi centro de operaciones sería mi depa; fue la primera vez que conocí el concepto de home office.

Ten presente que en esos días no existían laptops, excel, internet, pocos ERP, CRMs, smartphones y pocas familias tenían una línea telefónica analógica en casa.
A mi casi empleador le advertí con mucho tino que yo acababa de emprender y no tenía planes de cerrar ni posponer mi proyecto pero, felizmente, ellos me respondieron que mientras no se generen conflictos de intereses podría seguir cuidando mi empresa. Así llegó mi primer aprendizaje sobre trabajo a distancia: actuar con realismo. Hay que ser objetivos; nuestros trabajadores a distancia tienen sus propias aspiraciones y no debemos obligarlos a renunciar a ellas.

Acepté por teléfono y a los pocos días viajé a la casa matriz en Memphis, TN, USA para firmar el contrato y seguir el proceso de inducción donde me explicaron todo lo que esperaban de mí y lo que ellos me darían como beneficios adicionales al sueldo.  Aquí apareció el segundo aprendizaje: debemos proponer objetivos claros y por escrito al mismo tiempo que indicadores razonables para que tanto los colaboradores como los líderes puedan fácilmente monitorear los resultados. Nunca, jamás, se habló de horas de trabajo, horas-nalga como le dicen, ni nada por el estilo sino solo de objetivos de crecimiento comercial.

Allá mismo, estando en Memphis, ya dotado de tarjetas de crédito de la compañía dediqué una mañana a shopping que incluyó máquina de escribir IBM última generación con teclado en español, dictáfono de escritorio, grabadora miniatura, cámara de fotos, un maletín tipo piloto de avión con ruedas y cosas para la oficina, o sea la oficina dentro de mi departamento. Tercer aprendizaje: el trabajador a distancia debe contar con el equipo adecuado para desempeñarse bien. A propósito, ¿les has pedido a tus colaboradores un video panorámico de su ambiente de trabajo?

Ese mismo día en la tarde, tuve una reunión con el nutricionista consejero de la empresa quien me dio pautas sobre dietas saludables, manejo de viajes frecuentes y viajes largos (qué comer en hoteles, usar medias elásticas, hidratarse siempre, reducir el consumo de alcohol, etc.) y me enseño técnicas de meditación y relajación.

Mi primera acción regresando a Lima fue ir a la Clínica Americana para someterme a un examen médico integral. De hecho, la fecha de inicio de mi historial clínico en ese establecimiento es 1979. Cuarto aprendizaje: invirtamos en el bienestar de nuestros colaboradores cuidando su salud y asegurando atención médica para él y su familia.

Cumplidos esos trámites empecé por fin con el intenso trabajo del día a día, desde la oficina dentro de mi departamento. Como para entonces ya teníamos 2 niñas, tuve que hacer malabares  balanceando mi horario para no descuidar a la familia ni al revés. Implementé bien mi oficina y programé mis tiempos para atender toda la carga de trabajo sin ser demasiado intrusivo en la vida familiar.

Me daba tiempo para llevar a nuestra hija mayor a clases de natación y tennis en el club, en las mañanas la dejaba en el bus del colegio y la recogía en la tarde, algunas veces iba a tomar café en la Pastelería Sueca en la Av Larco. Quinto aprendizaje: construir una relación con el colaborador basada en la confianza no en el control. Mis jefes conocían mis rutinas familiares y además, sabían que supervisaba a 2 personas de mi pequeña empresa. Pero me depositaron su confianza y yo en ellos. No teníamos nada oculto entre nosotros. Construimos una cultura de confianza en base a la palabra cumplida. Nuestros compromisos eran ley.

El sexto aprendizaje vino por la inversión que la multinacional hizo en mi capacitación para el trabajo. Mi empleador gastó mucho en mi al igual que en mis colegas en otros países. La empresa hizo posible que yo fuera un experto en mi campo y un líder comercial con autonomía. En nuestras empresas tenemos que invertir en formación para atraer y retener talento a través de una cultura de crecimiento personal.

Podría seguir relatando sobre otros fundamentos para el trabajo remoto que aprendí como lo he contado y recordé con precisión en días pasados, pero quería destacar los 6 más importantes que mencioné porque hicieron natural para mi el trabajo descentralizado durante 5 años con ellos. También me permitieron hacer lo mismo formando a mi equipo de colaboradores para trabajar coordinadamente desde sus casas en Lima, Bogotá, Medellín y Santiago de Chile durante más de 20 años hasta hace poco.

Si ves el trabajo a distancia como un mal necesario que llegó con la corona-crisis y al que hay que adaptarse como se pueda, o si solo lo piensas como una oportunidad para economizar en salarios, número de trabajadores e infraestructura, estás cometiendo un error.

El trabajo a distancia es a partir de ahora lo normal y para generar valor en ello debes desafiar todas tus creencias sobre el trabajo cuestionando tu estilo de liderazgo para ver si eres capaz de mantener equipos y hasta organizaciones enteras trabajando distantes entre sí pero cercanos de manera colaborativa con alto grado de autonomía para ser eficientes. Tendrás que derrumbar para construir nuevas estructuras organizacionales y trabajar sobre valores y objetivos compartidos.

Estos son los retos de liderazgo post corona-crisis que superarás empezando con rehacer tu manera de pensar, o dicho en spanglish reseteando tu mindset.

Saludos desde mi oficina en casa, como hace 40 años.


Sobre el autor

Manuel Celi Vidal
Coach Ontológico Empresarial para directivos y ejecutivos. Empresario con más de 40 años de experiencia en negocios de servicios logísticos y comerciales innovadores como proveedor estratégico de grandes empresas locales y de países andinos. En 2014, Manuel fundó A-COACH.PE, organización que brinda servicio a personas y organizaciones exitosas en sus procesos de cambio.

Comentarios