¿Cómo se construye un líder?

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La esencia del liderazgo radica en una autoestima sólida, la educación del carácter, la intención de ser ejemplo y la vocación de servicio. Por este motivo instruir a alguien para ser un líder consiste en formarle en la gestión de la adversidad, la vocación de servicio, la integridad y la capacidad para asumir riesgos. Tras ello habría que centrarse en aspectos, que aunque importantes, no son el punto de partida, como en su capacidad para la comunicación, de negociación…

Liderar consiste en influir y dar dirección al entorno. Y el desarrollo de la competencia para dirigir discurre en paralelo al desarrollo personal, por este motivo, Gonzalo Martínez de Miguel, director general de INFOVA, explica que: “las escuelas y la familia son la base de la formación de un buen líder”. Y es que explica que es en los inicios más tempranos, donde se debe comenzar a enseñar a las personas la importancia de tener una autoestima sólida, de afrontar las dificultades, el espíritu de superación y de lucha.

Además, advierte que la formación en liderazgo no es exclusiva de las empresas o la política, puesto que a diario cada uno lidera su vida, sus familias y sus diversos grupos de amigo. Por este motivo considera que la capacidad de dirigir se debería estudiar también en colegios y universidades, en las escuelas de padres y deberían formarse en este tema también los profesores.

Insiste también en que mientras que la sociedad en general todavía no es consciente de la importancia de formarse en este aspecto, las compañías y empresas saben que el liderazgo no es intuitivo, ni se puede dar por supuesto. Saben que este aprendizaje es necesario y que el valor que aporta un buen líder en un equipo es impagable.

Por este motivo se invierten grandes presupuestos en este aspecto, pero para que esta inversión merezca la pena Martínez de Miguel advierte que “el camino más efectivo es centrar la formación en la esencia del liderazgo, en lugar de seguir desarrollando lo periférico, que sólo crea dirigentes aptos para negociar, comunicar, con muy buena presencia y muchas habilidades, pero que terminarán por defraudar a sus equipos y a sí mismos”.

“Hasta la fecha todos ellos han prestado más atención a la parte que nosotros consideramos más periférica y se han olvidado de la esencia real del liderazgo. Pero es necesario recordar que los pilares más valorados en un jefe son la capacidad para dar dirección, desarrollar personas, ser referente de comportamiento, servir al equipo e inspirar y entrenar a sus miembros”, finaliza.


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