Cómo ponerle precio a tu trabajo

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El tema más delicado de un trabajo es sin duda, el salario. No importa la profesión o el oficio que desempeñas, todos los trabajos tienen un valor por el tiempo dedicado a aprenderlo, perfeccionarlo y a darle un valor agregado. 

Por eso acá te brindamos algunos consejos para que sepas cuánto y cómo cobrar por lo que mejor sabes hacer, tu trabajo:

Valor del mercado
El primer paso para calcular nuestra remuneración es investigar cuanto vale nuestro trabajo en el mercado. Con esto nos referimos a cuál es el salario promedio que se paga a alguien de nuestro mismo giro con habilidades similares o la realización de algún producto o un servicio.

Averiguar es relativamente fácil a través de foros o páginas de empleo en internet o si se trata de algo tangible, directamente en páginas relacionadas. Para no llevarte una sorpresa desagradable analiza bien los precios de los materiales y los costos de operación.

Ventanas de oportunidad
Es importante que antes de rechazar una oferta de salario o de remuneración, contemplemos los beneficios completos pues en ocasiones, la recompensa económica no lo es todo, también podemos obtener otros beneficios como un salario emocional o un aprendizaje de la experiencia. Hay que saber reconocer las oportunidades que tenemos de crecimiento y saber aprovecharlas.

Delimita los parámetros
Hay diferentes parámetros para calcular el valor de un proyecto o trabajo:

a) La complejidad que implica.
b) El tiempo que requiere concluirla satisfactoriamente
c) El beneficio que obtiene el cliente/empleador. 

Otro tema que debes considerar es si la entrega se hará por producto final, servicio, tiempo de asesoría o en plazos determinados como horas, días, semanas o meses. Es muy importante que si la calidad, originalidad o exclusividad de tu trabajo lo vale, consideres aumentar su valor. 

Flexibilidad y entusiasmo
Un error común sobre todo en profesionales junior es el de rechazar demasiadas ofertas que creen que no están a su altura y además de extralimitarse en las exigencias, reflejan poco entusiasmo.

Hay que ser flexibles y mostrar disposición pero ello no significa que debamos regalar nuestro trabajo. Lo mejor en estos casos es hacerle saber a quien nos contrata del valor agregado que podemos ofrecerle y las ventajas que obtendrá con nuestro desempeño.

Huye de los malos clientes
No pierdas tu tiempo con clientes que demoran demasiado en pagar o aquellos en los que tienes que invertir (tiempo y dinero) para cobrar tu trabajo. Antes de aceptar una oferta, investiga la seriedad de tus compradores y también sus condiciones de pago y aplica una fórmula que contemple un anticipo y plazos tanto como para la entrega como para el cobro. Por otro lado, no caigas en la trampa de sobrevalorar o subvalorar tu trabajo o tu producto porque tarde o temprano te será difícil sostenerte en esa situación.

Prevé
No confundas el ingreso con la ganancia. Cuando ofrezcas un producto o un servicio no calcules a partir del sueldo o la remuneración neta que vas a recibir sino el margen que tendrás de ganancia una vez que hayas descontado la compra de insumos o los gastos que te genera llevar a cabo una tarea. En la medida en que logres prever todo esto tendrás mayores oportunidades de ganar.

 
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